Joaquim Pisa
Aventura en la tierra
En el asalto a la razón democrática que estamos viviendo en España, José María Aznar López está brillando con luz propia en tanto que "instigador intelectual" de esta escalada permanente hacia el golpe de Estado en que se ha embarcado la derecha/extrema derecha española.
Desde marzo de 2004 y en progresión ascendente, el ex presidente Aznar no duda en emplearse a fondo en cuantas ocasiones se le presentan para delirar en público acerca de cualquier asunto español. Toda excusa es buena para que Aznar vuelque sobre sus conciudadanos su despecho, su rencor y su chulería, haciendo uso de esa verborrea propia del señorito falangista de provincias que es y que durante unos años fingió haber dejado de lado.
España está viviendo horas muy peligrosas, en las que masas fanatizadas por voceros mediáticos a sueldo, curas sin escrúpulos, políticos corrompidos y otros elementos igualmente nefastos, son incitadas a tomar la calle y a la "rebelión" contra el Gobierno legal y legítimo que el país se dio el 14 de marzo de 2004.
La calle no puede quedar en manos de los enemigos de la democracia y la libertad. Urge una respuesta ciudadana serena y contudente. Hay que empezar a movilizarse en defensa de lo conseguido durante estos treinta años, porque quieren tirar abajo lo que con tanto esfuerzo hemos ido construyendo en orden a una convivencia civilizada, democrática y avanzada.
De modo especial urge ya que los responsables gubernamentales de este país tomen rápidas medidas para atajar las llamadas al golpismo militar y al terrorismo fascista. No puede permitirse que un condenado por intento de asesinato y narcotraficante convicto mitinée en la calle llamando a la rebelión contra el Gobierno de España. Y menos todavía, que se prolongue de modo indefinido el espectáculo bochornoso que ofrece un ex presidente del Gobierno español, Jose María Aznar, socavando de modo impune los cimientos del Estado democrático y del prestigio internacional de su país en cada uno de sus discursos y en sus apariciones ante los medios.
La ciudadanía y los poderes públicos han de reaccionar antes de que sea demasiado tarde.
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